El año va llegando a su fin y no puedo sentirme más que agradecida por tantas metas cumplidas y experiencias lindas que el Running me dió. Se termina un 2018 donde mi objetivo principal era hacer una buena maratón, y lo logré.
En el camino a eso, mejoré también mis marcas en 5000 mt, 10 K, y 21K. Ya más cerca de los 40 que de los 30 ver que los años pasan y uno puede sentirse cada vez más rápido es un privilegio que los corredores que no empezamos a dedicarnos desde chicos, nos podemos dar, y agradecemos mucho. Mis 3:27:37 en Berlín vinieron a romper una barrera que cargaba hace años con intentos recurrentes y fallidos. Sin embargo, no podría asegurar que antes no lo hubiera logrado por correr acá. Justamente después de la experiencia en la tierra de las mejores marcas (el mismo día que corrí hasta se batió el record mundial con un increíble 2:01:39 de Kipchogue) volví convencida de que para los amateurs quizás Berlín no es una carrera tan veloz como se piensa. Creo que que si bajé varios minutos mi marca anterior fué más porque estaba en excelentes condiciones de cuerpo, cabeza y espíritu.
Analizando circuito, clima (que en esta edición particularmente no fue óptimo) un sistema de hidratación pobre para mi gusto, y demás detalles, hice este cuadro para comparar a nuestra maratón (recientemente llamada por su récord la Berlín de América) con la carrera más veloz del mundo. Mi conclusión es que en Berlín se corre tan fuerte porque van atletas inhumanos a correr ahí, (y desde ya el circuito llano y la ausencia de viento ayudan) pero que para los aficionados, puede resultar mas conveniente participar de una maratón menos multitudinaria y con climas más fríos.
¡Pero vamos a lo importante! Más allá de tiempos y circuitos, la experiencia que vivimos con mi equipo fue sublime. Viajamos 5 corredores entre alumnos de nuestro Fila Team de Palermo y Puerto Madero: Héctor, Analía, Gustavo, Juan Pablo (mi novio), y yo. Tuvimos el privilegio de hacer excelentes carreras que nos dejaron felices a todos, y eso fue lo que realmente cerró una experiencia que de otra forma no hubiese sido tan perfecta. Porque dicen que la alegría sólo es completa si se comparte, ¡y yo coincido en que es verdad! Volvimos del viaje y al otro día se corrían acá los 42 K de nuestra ciudad, donde pude seguir disfrutando, desde otro lugar, a los miles de corredores que se animaron al desafío de ser maratonistas, feliz de estar ahí y aún con los recuerdos a flor de piel de nuestro viaje y carrera. Va a estar difícil para el 2019 alcanzar el nivel de alegrías y logros que este año me dio, pero desde ya trabajaremos y nos enfocaremos para que así sea.
¡Hasta el año que viene, y nunca dejen de correr, ni de soñar!
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