Las ventajas de entrenar con frío

Las ventajas de entrenar con frío

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Cuando la temperatura media ronda apenas los 10 grados, como pasa en julio y agosto, son muchos los que se arrojan al sedentarismo de las series y el sillón. Sin embargo, el frío no es precisamente un enemigo del ejercicio, sino un aliado: la temperatura ideal para alcanzar una óptima performance en actividades del tipo aeróbicas se da, precisamente, entre los 8 y 12 grados. Los corredores y los ciclistas logran sus mejores marcas en estos climas. Y, en general, más allá del nivel que se tenga, con frío se rinde mejor.

Pese a esto, la cantidad de personas que practican deporte y actividad física en invierno es considerablemente menor que durante el resto del año. Basta dar una mirada a cualquiera de esas plazas que en octubre se plagan de runners, o a los clubes y gimnasios. Aquí, razones y estímulos para no dejar, o empezar en julio.

Por qué salir en invierno

El frío puede ser una sensación. Mientras nos ejercitamos, nuestra temperatura puede subir hasta los 39 o 40 grados. Eso hace que percibamos un clima externo de 25 grados o más, aunque el termómetro marque cinco o menos. Se puede pasar en poco tiempo de tiritar a transpirar, dependiendo de la actividad e intensidad elegidas, ¡y claramente no ocurrirá a los tres minutos de jugar al golf!

Con la ropa adecuada no hay barreras. Dicen que no existe el frío, sino más bien la indumentaria inadecuada. Y es tal cual. Si llevamos prendas abrigadas, pero respirables, y mantenemos calientes las partes claves (cabeza, manos, orejas, pies), no padeceremos ni siquiera el frío atroz. En el mercado, existen telas de excelente calidad con propiedades térmicas y respirables que permiten entrenar muy bien, incluso con temperaturas extremas. Y esto no sucede en verano: por el momento, no se inventaron telas refrigerantes. (¡Otro punto a favor para el invierno!). Estas prendas no son de lo más económicas, aunque sí muy duraderas: representan una inversión inicial, pero que se usufructuará por muchos años.

Correr casi en soledad. Otra ventaja que presenta esta época tiene que ver con la tranquilidad: esos circuitos atestados de bicis, trotadores y caminantes estivos ahora son un placer. Hay días y horarios en los que se puede correr en el Rosedal, por ejemplo, por su hermoso circuito de 1600 metros bien marcados alrededor del lago, en solitario. Este mismo espacio a fin de año parece la 9 de Julio tracción a sangre.

Para reforzar defensas. Otro punto interesante es que el ejercicio físico aumenta las defensas y, literalmente, ayuda a que nos enfermemos menos. Muchas personas en estos meses arrancan a full con la vitamina C para protegerse de la gripe, pero realmente el ejercicio es tan efectivo como cualquier suplemento.

¿Salimos con lluvia?

Si llueve o está helado, ¿conviene salir a entrenar a la intemperie, o mejor atrincherarse en casa? Depende. Siempre recomiendo que si el clima no representa riesgos para la integridad física (como tormentas eléctricas o vientos fuertes), se puede salir igual. De hecho, los que preparamos carreras sabemos bien que casi nunca se cancelan por lluvia. Y es bueno someterse, en algunos entrenamientos, a las mismas condiciones que podríamos encontrar, así después no nos toman por sorpresa. Solo una salvedad: si estamos fuertes y sanos. Y tomando un recaudo claro: abrigarse muy bien antes y después de la sesión y no quedarse posentrenamiento con la ropa mojada. Ahora… aquellos que están con alguna dolencia, con síntomas gripales o, de por sí, tienen sus defensas bajas y se enferman fácilmente, con clima hostil: mejor guardarse.

 

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