Empezamos el año desde runnin´ pensando abordar esta columna con un mismo eje temático para todas las ediciones. Surge de analizar cuántas cosas nos aporta este hermoso deporte y llegar a la conclusión de que en una nota sola sería muy difícil exponerlas todas. Así nace la idea de un contenido específico a desarrollar en cada número bajo el mismo tema central referenciando a todo lo que nos da correr.
Quise empezar con algo que me parece hermoso y muy significativo: fuerza.
El 2017 se presenta como un año de cambios para nuestro país y algo de incertidumbre generalizada, actitud de esperanza para algunos, quizás desconfianza y prudencia para otros. Lo cierto es que casi siempre los cambios dan un poco de miedo. Lo desconocido nos aleja de la seguridad, genera estrés. Y pocas cosas resultan tan eficaces para combatir el estrés como correr. Muchos se sienten en la necesidad de ser cuidadosos desde lo económico y resignar cosas. En el momento que empezamos a pensar qué dejar de lado suelen aparecer los elementos o actividades que vienen a significar lujos, todo eso que parece no ser imprescindible para vivir. El running puede ser un lujo para algunos, pero una necesidad o prioridad para otros. Todo depende del lugar que uno le da y creo que no puede establecerse de forma generalizada y arbitraria a qué categoría pertenece. A veces pensamos que no podemos salir a correr si estamos mal, si tenemos problemas importantes qué resolver, o si no nos alcanza la plata para pagar los gastos que la actividad genera. Sin embargo, yo creo que cuando las cosas no andan muy bien, es cuando mejor nos hace correr. Cuando estamos tristes, preocupados, o enojados, el running puede ser una buena salida, una luz en el camino. Correr puede ayudarnos a levantar el ánimo porque nos hace liberar endorfinas (las famosas hormonas de la felicidad), correr puede atenuar la bronca, despejar la mente para pensar con mayor claridad y ser más eficientes a la hora de resolver problemas, además de ayudarnos a desenvolvernos mejor en nuestro trabajo. Correr puede ser la manera de encontrarnos con nosotros mismos y también con esa gente que nos hace bien, que comparte nuestra misma pasión, esa gente que nos entiende y ayuda a sonreír aun en los días tristes. Porque si estamos mal, tenemos que estar con personas que nos hacen bien, y realizar actividades que nos hacen bien. Después de correr todo se ve distinto, y hasta parece que nos sentimos más fuertes. Nos libera, y nos fortalece. Porque el running entre otras tantas cosas, nos da fuerza. Fuerza para afrontar mejor los problemas y las situaciones difíciles.
Por eso, aún si estas débil y sentís que no podes más con todo, no abandones. Si estás con poca energía corre menos, corre más despacio, date más días de descanso, pero no dejes de correr. Tomatelo sin presión y más como algo terapéutico que deportivo. Puede que las cosas no anden bien y tengas que ajustar gastos y eso te haga dudar porque ya no podes comprarte la últimas zapatillas o anotarte en tantas carreras, pero lo cierto es que el running sigue siendo el deporte más económico que existe, la actividad más democrática y al alcance de todos. Podes competir menos y entrenar más (lo cual siempre es una excelente forma de evolucionar como corredor), correr por tu cuenta, correr con amigos, podes no tener el último modelo de calzado o la remera más técnica. Pero podes correr igual con poco. Y vas a ganar mucho. Porque vas a ganar cada vez que te pongas las zapatillas.
El running te da fuerza entre tantas otras cosas. Fuerza para seguir adelante frente a la adversidad, fuerza para correr, y fuerza para vivir. Sin lugar a dudas, es mucho lo que el running te da.