Este año decidimos dar un giro en mi sección en Revista runnin’, y empezar a compartir con ustedes distintas vivencias, carreras y momentos especiales que me tocan -o elijo- vivir en cada año de running.
Para eso, en este primer número del año elegí El Cruce Tandilia, una carrera que me atrapó desde la primera vez que la corrí en 2016, y desde entonces la corro cada año.
Participé de forma individual en la primera edición en la distancia de 21K, en 42K en equipo de damas el año pasado, y esta vez fuimos por los 21K, eligiéndola como nuestra primera carrera juntos con Juan Pablo, mi novio. Desde el principio supimos que sería especial. Veníamos compartiendo entrenamientos hace bastante pero nunca habíamos corrido una carrera juntos y eso nos daba un plus de motivación enorme. Así, súper entusiasmados encaramos la preparación y disfrutamos mucho del riguroso entrenamiento específico durante todo noviembre y diciembre con muchas cuestas, escaleras, fondos y cambios de ritmos. No sabíamos exactamente cómo resultaría porque si bien tenemos ritmos parejos, era el debut para Juan Pablo en una carrera de trail. Y está claro que éste es un deporte aparte: podés ser el mejor corredor en pista o calle pero si te intimidan las bajadas técnicas o las trepadas te queman los cuádriceps, no hay garantías de que te vaya a ir bien. Tandilia es una carrera perfecta para quienes dan sus primeros pasos en carreras de aventura pero también para los que ya tienen un buen historial en la modalidad. Tiene de todo: partes planas para ganar velocidad, subidas corribles, trepadas empinadas donde no queda más que activar el modo trekking, bajadas para volar y también bajadas técnicas para ir con cuidado. Y hay muchas distancias para elegir: 10, 21, 42 y 60K. Dentro de estas distancias hay categorías individuales y en equipos. Y también, desde el año pasado, se corre una competencia paralela con premiación independiente: “La Vertical”, una prueba tan corta como intensa donde se suben algo de 300 escalones contrarreloj, con largadas individuales.
Tandil se viste de fiesta para recibir a los miles de corredores que son parte del “Cruce” y “La Vertical” y los que participamos lo agradecemos mucho: se respira un clima hermoso y cálido desde que llegás hasta que volvés a tu ciudad. Pareciera que esos días todo el mundo está feliz en Tandil. La organización cuida de cada detalle y de cada participante con una dedicación y compromiso que encantan.
Llegamos el viernes al mediodía a Tandil y a la tarde corrimos “La Vertical”. Fue una experiencia muy linda, una carrera explosiva, que te quema las piernas y te deja sin aire. Llegás a la cima después de esos pocos minutos que te llevó con las pulsaciones a tope y el corazón que se te sale del pecho. Pero es un sufrir hermoso. A la noche comimos hidratos y nos acostamos temprano, aunque el sábado por suerte no hacía falta madrugar, ya que la primera etapa larga a las 5 de la tarde.
Viajé con un montón de alumnos de mi team, éramos más de 20 y para algunos la primera experiencia en trail, al igual que para mi compañero. Después de nuestra llegada con Juan, nos quedamos esperando a ver llegar a todos y cada uno. Todos aparecían cansados pero contentos. Ver las caras de cada uno cruzando el arco es realmente hermoso, es un momento que me hace pensar qué afortunada soy de tener el trabajo que tengo. Había unas piletas de agua fría en donde podíamos refrescar las piernas, una excelente idea de los organizadores como regenerativo para poder afrontar mejor la etapa 2 del domingo. El domingo la largada era temprano y el clima resultó más amable que el del sábado a la tarde. Nosotros largamos muy motivados por la excelente performance que habíamos tenido en la primera etapa: la completamos en 1 hora y 2 minutos, quedando segundos en nuestra categoría de equipos mixtos 21K atrás de Clarisa Ríos y Nicolás Cena, dos atletas que admiro mucho. Habíamos tenido una gran primera etapa, pero la segunda fue aún mejor. Corrimos muy bien. Por momentos, volamos! Nuestro tiempo fue casi el mismo del de la primera etapa, 1 hora y 2 minutos, y la distancia apenas unos 600 metros menos (11 K) pero con un ascenso acumulado mayor: casi 300 metros en total. Hubo bajadas increíbles en las que íbamos a menos de 3,30 el kilómetro y disfrutamos realmente un montón. Con el descuento de “La Vertical” nuestro tiempo total de carrera quedó en 2 horas y 3 minutos, lo que alcanzó para quedarnos con nuestro lugar en el podio. ¿Qué más podíamos pedir? En nuestra primera experiencia en equipo disfrutamos un montón, fuimos realmente felices corriendo juntos y hasta nos volvimos con premio.
Todo el team quedó muy feliz y tuvimos 4 podios en total, junto con los de Gaby Casón en “La Vertical” y Gus Barbero en los 10K.
¡Sin dudas volveremos al Cruce Tandilia en 2019 y todas las veces que podamos!
Ver nota en Revista Runnin