Modo Feliz en Berazategui: La Carrera del Vidriero

Modo Feliz en Berazategui: La Carrera del Vidriero

Publicado en: Revista Runnin | 0

Hacía mucho tenía ganas de correr los 10 K Del Vidriero, una carrera que organiza la municipalidad de Berazategui hace 30 años, de las más antiguas y tradicionales del calendario. Me habían adelantado que es un evento donde se respira alegría de principio a fin, donde no hay medalla finisher, ni barritas de cereales en la llegada. Cero marketing. Una carrera en donde la inscripción es gratis y sin embargo los premios son mejores que en los de cualquier prueba masiva de Capital federal. No hay remera dri fit en el kit, ni muestras gratis de los sponsors, porque no hay kit, ni tampoco sponsors. Sólo un dorsal que debemos devolver tras cruzar la meta para que puedan clasificarnos de forma manual.

Desde sus inicios la inscripción fue siempre de forma presencial. Este año se implementó la modalidad online y la convocatoria, enorme: 4100 inscriptos para la edición 31 de una de las pruebas atléticas más esperadas de zona sur. El circuito es un rectángulo casi perfecto recorriendo las calles de Berazategui desde la Av. 14 y 142 pasando por el camino General Belgrano, la avenida 21, y la calle 138, para terminar otra vez en Av.14, en su intersección con la 143.

Miles de papelitos volando por el aire adornaban y hacía aún más linda la largada que se intuía muy trabada dada la enorme cantidad de corredores presentes, pero que fue abriéndose más ágilmente de lo esperado para darnos paso a los tantos que no quisimos perdernos la oportunidad de estar ahí. Estábamos ahí para disfrutar de una hermosa carrera, pero también de todo lo lindo que este tipo de eventos nos ofrecen: clima súper familiar, vecinos que salen a la calle a alentar y disfrutar semejante revolución en su barrio, podios para todas las categorías de edades hasta el décimo puesto, efectivo para los ganadores de la general, y muchos sorteos en una ceremonia de premiación que es una verdadera fiesta. Después de la carrera todos nos fuimos a disfrutar ese after running lleno de música, alegría y premios en el club De Vicenzo. Éramos cerca de mil personas compartiendo mate y demás cosas ricas en buena compañía con música alegre, en un ambiente tan deportivo, como festivo y genuino.

Fuimos en una banda grande con mi colega Daniel Molina y muchos alumnos de nuestro Fila Team de Palermo y Puerto Madero. Para algunos era la primera experiencia de este tipo. Teníamos una celebración especial: Gus, uno de mis primeros alumnos y fundadores del grupo, cumplía años justo ese día y decidió festejarlo corriendo. La verdad lo disfrutamos un montón.

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Yo en lo personal hice una muy buena carrera. Me sentí cómoda desde el primer kilómetro hasta el último, y pude llevar el ritmo prolijo y perfecto que me permitió apurar al final como a mi me gusta, fiel al lema de un triatleta (John Solano) que pondero y repito hasta el cansancio: “Es preferible rematar vorazmente que ir extinguiéndose”.  Arranqué controlada a 4,20 entre esa multitud que impedía avanzar fácilmente, y luego me fui acomodando y alternando kilómetros a 4,13; 4,17, 4,11, para terminar a 4,05. Las variaciones se debían a las pendientes o el viento. Porque había partes con bajadas que invitaban a mover muy bien las piernas y también tramos con subidas y viento que dificultaban mantener la velocidad. El ritmo promedio me dio 4,15 y el tiempo neto; 41,58. Mi Garmin acusó casi 150 metros menos y si bien es un circuito certificado, muchos coinciden en que el recorrido no tiene 10K justos si no 9850 mt. De todas formas me quedé muy satisfecha con el resultado. Estaba estrenando zapatillas en carrera: competía con mis Fila Kr3 Knit por primera vez, pero sentía como que nos conocíamos de siempre. Si ya las Kr3 me resultaban voladoras, las Kr3 Knit son la evolución absoluta: igual de voladoras y livianas, pero con una tela más flexible y sedosa: el colmo del confort sin perder velocidad ni amortiguación.

 

Pasados varios días de la carrera muchos seguíamos esperando la clasificación que no se subía a ningún lado. Eso, junto a la distancia que no era correcta, y algunos errores en los podios que perjudicaron a varias damas, fueron los puntos negativos de esta prueba. Pero como trato de hacer siempre, yo prefiero quedarme con todo lo bueno que vivimos ese sábado con el team en Berazategui, y no descarto volver el año próximo.

 

La del Vidriero fue mi última carrera de calle corta para cerrar esta etapa en mi planificación. Con estos 10 K doy por terminado un muy buen primer ciclo 2018 y con mucha ilusión me siento lista de encarar lo nuevo rumbo a los 42 K de Berlín, el principal objetivo del año. Seguramente tenga más para contarles en la próxima edición de runnin´ ya oficialmente en #ModoMaratón pasando por los 21 K de Buenos Aires. Ojalá sigan ahí para leerme. ¡Hasta pronto!

 

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